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miércoles, 24 de marzo de 2021

Análisis doble de The Evil Within

Identidad propia con remiscencias a las 2 grandes del género

Si te pones a buscar survival horror de corte clásico más haya de la saga de Zombis en la actualidad, probablemente te sobren dedos de las manos, si sientes la misma fatiga que siento yo por una IP tan sobreexplotada, o simplemente quieres más, pero con un cambio de aires, quizás encuentres lo que buscas en estas líneas...

Hablar de The Evil Within a día de hoy lo siento como hablar de Bloodstained, sagas que crearon o engrandecieron géneros, si Bloodstained se ha quedado en una mezcla de algunas de las mejores ideas del género y la saga Castlevania, la saga que ocupa estas lineas también ha intentado mamar lo mejor de su género, si uno utilizaba las bases de Syonphony of the Night, este otro las de Resident Evil 4, una base un tanto arriesgada, ya que a priori en mi caso abría esperado más un Resident 2 o un Sillent Hill ¿qué esperar entonces?

Cámara al hombro y escopeta en mano, aquí no se huye de la acción, pero tampoco se olvida del género que le corresponde.

En este punto me gustaría recalcar un poco que el survival horror se popularizó por una mezcla de acción y elementos de supervivencia que mantenían cierto equilibrio, un equilibrio que hacia que te divirtieras disparando y a la vez, teniendo esa tensión de estar contando las balas y los botiquines de tu inventario, en ese aspecto, The Evil Within cumple perfectamente, más el segundo que el primero, al tener este último un componente de exploración mucho más acusado, por lo que te planteas a menudo que enemigos eliminar, y de cuáles zafarte para ahorrar recursos en más situaciones que el primero. Ambos títulos comparten jugabilidad, pero a la hora de desarrollarse la aventura, en el primero tenemos un juego muy "pasillero" incluso algo más que Resident Evil 4, en cambio su secuela ofrece un componente de exploración mucho mayor.

El segundo divide la acción entre escenarios cerrados y una ciudad, muy como en Silent Hill, pero mas a lo grande sin llegar a ser ni mucho menos un sandbox, ofreciendo un componente de exploración y unas pocas misiones secundarias de calidad.

En lo que al control del personaje, te encuentras con un control bastante torpe, pero de esos que están hechos a posta, en el primero puedes caminar, correr, apuntar, algún ataque cuerpo a cuerpo sin demasiada utilidad y poco más, por lo que siempre sentirás que estás en desventaja en los múltiples enfrentamientos que deberás afrontar.
 
Una mecánica curiosa, los enemigos caídos o los aparentemente cadáveres, puedes quemarlos con unas cerillas de uso limitado.


Puedes usarlas en combate o quemar cadáveres que no sabes a ciencia cierta cuanto tienen de muertos, una mecánica que se pierde en el 2, quizás debido a su desarrollo más abierto, para no estar quemando todo esperpento y se haga tediosa la exploración dado que la escala del mapa es superior.

En esta silla puedes canjear el líquido verde para mejorar armas y estadisticas.

El combate es torpe a posta, pero no carece de personalización, las mejoras de armas y de habilidades están a la orden del día, hay que recolectar una especie de cieno de los enemigos o buscando por el entorno, y luego en una especie de nexo (muy estilo "el sueño del cazador" de Bloodborne) podrás canjear por todo tipo de mejoras, la gran mayoría pasivas... al menos en la primera entrega.
 
El tablero de mejoras del 2, tiene el equilibrio perfecto en lo que yo entiendo como la jugabilidad de un survival de corte clásico.

La jugabilidad del primero funciona, pero a veces frustra más de lo que debería por la movilidad, llamémosla "clásica" que se gasta, en cambio el segundo, si administras bien tus puntos de mejora puedes desbloquear cosas interesantes como la que se describe en la captura a la derecha, habilidades activas para mejorar el sigilo, la posibilidad de realizar un esquive automático muy al estilo de Resident Evil 3, habilidades muy útiles, pero que en ningún momento te sientes ni rambo ni el maestro del pressing catch en el que se convirtió Leon en Resident Evil 4, habilidades que te salvan el culo en situaciones muy concretas y con algo de suerte, siempre temiendo al enfrentamiento directo, como debe ser en el género, y hablando de enfrentamientos directos...

El tonelaje de jefes es uno de los platos fuertes de ambos títulos, tan originales (quizás el de la foto de la izquierda no tanto) como desafiante.

El trabajo que hay en los jefes es poca broma, los diseños de los mismos están muy inspirados, haciendo muchas veces alusión a un sentimiento o a la psique de algún personaje, recordando mucho a los de Silent Hill, sus enfrentamientos son de toda índole, enemigo estilo Némesis, criaturas que requieren ciertas acciones para enfrentarlos, mapas con ciertos artilugios que pueden acabar contigo, o que pueden hacer que ahorres preciadas balas si utilizas las trampas en tu beneficio, en el caso de la primera entrega cabe agudizar más los sentidos, ya que está lleno de cepos y trampas explosivas, estás "herramientas" aparecen de forma más orgánica en la segunda parte.

Encontrás un buen puñado de armas convencionales y la ballesta...

El armamento en la saga es bastante convencional, pistolas escopetas, rifles, si hay que destacar alguna es la ballesta, ya que ofrece varios tipos de virotes, algo que siento se le saca algo más de provecho en la segunda parte, con esos charcos de agua o aceite, ese aprovechamiento del entorno muy como la saga Biochock. Y dicho todo esto, cambio de tercio, uno que es otro de los grandes aciertos de la saga, una dirección de arte repleta de contrastes.
 
En lo técnico como indica la etiqueta, los siento como dobles A, ninguno de los 2 destacan en lo técnico, hay salto palpable del primero al segundo teniendo, teniendo en cuenta que el primero salió también en la generación PS3/360, ambos se sienten como juegos de "segunda hornada" de consolas, ralentizaciones y algunas animaciones mejorables se dan cita, detalles que pasan muy rápidamente a tercer plano al no ser tampoco ningún despropósito.
 
Una minúscula muestra de lo que te encontrarás, cada paso puede ser un drástico y sorprendente cambio en la ambientación.
 
Ambos títulos están empeñados en que te sorprendas a cada paso con realidades de lo mas sombrías y retorzidas, siendo esto algo mas acusado en la primera parte debido a su desarrollo tan pasillero, quizás demasiado guiado para mi gusto pero se le puede perdonar gracias a lo variado, y a sus pequeñas zonas de backtraking y puzles,cosas muy del género, volviendo al tema, gran ambientación para ambos títulos, aun que no siento que lleguen a la excelencia mas absoluta que siento que si consiguen algunas entregas de Sillent Hill, quedandose estos Evils en juegos soprendentes en lo que a temática de terror, pero no llegan al terror psicológico que ofrecieron las mejores entregas del Team Silent.
 
La OST me parece el apartado más flojo de la saga, un apartado cumplidor con buenos efectos y temas muy puntuales interesantes, pero en general la música no destaca, quizás esa sea parte de la guindilla que hace que la ambientación no llegue al sobresaliente alto de Sillent Hill, lo cual es una ardua tarea para cualquier juego del género, todo hay que decirlo.
 
El temazo principal de la segunda parte es real, pero es el típico tema que suena al principio y final, sin variantes que complementen momentos jugables de la aventura.

Este es el tipo de temas habitual en la saga, temas puramente ambientales que tasan perfectamente con el ambiente que proponen las 2 aventuras, pero en su mayoría no suelen ser protagonistas de la situación.
 
Un tema de momentos de acción.
 
No me gusta entretenerme demasiado comentando de que va la vaina en lo argumental en estos análisis, en este caso tengo más aun la necesidad de omitirlo, solo voy a decir que nuestro protagonista, un detective y un pequeño equipo van a investigar un manicomio, la gracia en gran medida del desarrollo de la primera entrega es que no sabes lo que está pasando, algo que también puede jugar en su contra pareciendo que su desarrollo carece de sentido he interés o todo lo contrario, en los compases finales se va aclarando algo para luego continuar en la secuela teniendo ya claro de que va el asunto, estando el segundo mejor narrado, pero perdiendo un poco el factor sorpresa del primero, como sea el contexto es interesante, sorprendente a ratos y lo mejor, bastante original para un género que ha mi parecerestá trillado en exceso. También hay algunos DLC en la primera entrega que dan pistas de por donde va a ir la secuela, tengo que decir que no los he tocado más halla de algún vistazo en youtube, no los veo necesarios para entender el conjunto de los 2 juegos principales.
 
Estando ambos títulos a día que subo esto a precio de "gratis", viniendo de Mikami y gustándote el survival clásico es complicado que no los hallas probado aun, pero si eres de esos te encontrarás con una saga que habré y cierra su historia bastante bien, una que se siente algo refrescante para el género tan manido que ocupa, y que además respeta la jugabilidad clásica, 2 títulos algo irregulares, pero con su propio toque, en un género que más halla de los últimos remakes de RE 2 Y 3 pocas opciones más te encontrarás de estas calidades.

Puntos destacables:
 
- La ambientación de ambos títulos es una locura, literal.
- La mezcla de acción y jugabilidad del 2 tiene un equilibrio perfecto para el género.
- Contexto más interesante de lo habitual en el género.
- Jefes finales memorables en cada esquina.
- Uno de los villanos de la segunda parte.

Puntos mejorables:
 
- Apartado técnico algo más irregular de lo esperado (jugado en PS4 "fat")
- La historia del primero a ratos parece inexistente o confusa.
- En general la OST no siento que esté al nivel de la ambientación.
- Aun que los juegos son muy explícitos y ofrecen una ambientación sobrecojedora en ciertos puntos, siento que hay margen de mejora, no pudiendo evitar comparandolos con Silent Hill
- El control del primero te limita en exceso, no teniendo ningún tipo de esquiva más halla de correr.
- Eché de menos un desarrollo mas "orgánico" en el primero, desarrollandose este en fases inconexas.

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